El evento llevado a cabo en Lisboa reunió a más de un millón de jóvenes a los que el Sumo Pontífice calificó de «necesarios» para la Iglesia y el mundo.
En la jornada de este domingo, el papa Francisco volvió a dirigirse a la juventud reunida en Lisboa, Portugal, para pedirles que «no tengan miedo de cambiar el mundo ni de luchar por la justicia y la paz».
En el marco de la Jornada Mundial de la Juventud, el Sumo Pontífice habló frente a más de un millón de jóvenes que se acercaron al Parque Tejo de la capital portuguesa para verlo y escucharlo, luego de varias actividades que tuvieron lugar desde el martes.
Durante la homilía de este domingo, el máximo referente de la Iglesia Católica anunció que la próxima edición del evento será en 2027 en Seúl, Corea del Sur. Asimismo, no escatimó en brindar ánimo a la juventud e instarla a movilizarse por un verdadero cambio mundial: «A ustedes, jóvenes, que cultivan sueños grandes pero frecuentemente ofuscados por el temor de no verlos realizarse; a ustedes, jóvenes, que a veces piensan que no serán capaces; a ustedes, jóvenes, tentados en este tiempo por el desánimo, por juzgarse fracasados o por intentar esconder el dolor disfrazándolo con una sonrisa», comenzó diciendo.
«A ustedes, jóvenes, que quieren cambiar el mundo y luchar por la justicia y la paz; a ustedes, jóvenes, que le ponen ganas y creatividad, pero que les parece que no es suficiente; a ustedes, jóvenes, que la Iglesia y el mundo necesitan como la tierra necesita la lluvia; a ustedes, jóvenes, que son el presente y el futuro; sí, precisamente a ustedes, jóvenes, Jesús les dice: No tengan miedo», señaló.
De esta manera, el papa Francisco echó por tierra las apariencias y se refirió a la verdadera luz interior que se encuentra en aprender a amar como Dios: «No nos volvemos luminosos cuando nos ponemos debajo de los reflectores, cuando exhibimos una imagen perfecta y nos sentimos fuertes y exitosos. No. Brillamos cuando, acogiendo a Jesús, aprendemos a amar como Él, porque esta es la verdadera belleza que resplandece: una vida que se arriesga por amor», sostuvo, al mismo tiempo que citó al filósofo Soren Kierkegard y su idea de que la belleza del mensaje revolucionario de Cristo consiste en «encontrar amable el objeto no-amable, es decir amar al prójimo tal como es».
En este sentido, el Pontífice de 86 años cerró la Jornada Mundial de la Juventud y se reunirá a las 16.30 (12.30 de Argentina) con los voluntarios que participaron del evento, para luego regresar a Roma.